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If This Was a Movie

Capitulo 30

La luz es la verdad.

Esa noche sensillamente no pude dormir. Mi mente creaba mares de confusión y, no podía controlar ningun pensamiento. Después de tantas noches ya había dejado atrás los sueños con Justin, pero nuevamente aparecieron, esta vez se repetía la escena cuando me dijo que mi hermana me mentía.

En la mañana desperte más nerviosa que nunca antes. Los escalofríos no dejaban de recorrer mi cuerpo y, el solo recordar que ayer vi a Justin me ponía mal.

—¿_______(tn), te encuentras bien? —me preguntó Kelly afligida.

—Claro que sí —fingí una sonrisa.

Pero la verdad ya no podía dejar de pensar ni un segundo en Justin. Me traía enredos a mi cabeza y lo peor, no sabía que le diría a Pierre. Mi pobre ofuscada mente, se limitaba a recrear la escena del reencuentro con Justin, una y otra vez.

Después del almuerzo pensamos en ir a dar una vuelta por el alrededor, a conocer los pequeños lugares no reconocidos en la guía turistica.

Me sentía suceptible desde lo que paso, y me quedaban pocas ganas de salir hoy, es por eso que, al momento de salir del hotel iba a una apartada distancia de Kelly, Damien y Pierre. A pesar de aquella distancia aún podía escuchar los murmullos entre ellos.

—¿Qué es lo que le pasa a tu amiga? —trató de preguntar con discreción Damien, pero él no contó con las miradas obvias de los otros.

—No lo sé —se encogió de hombros Kelly—. La he visto taciturna desde que regreso ayer —me miro discreta por el rabillo del ojo, tratabdo de entender que era lo que me pasaba, pero sinceramente, nadie tenía que saberlo.

Al pasar por las puertas dobles se pudo sentir el cambio de clima inmediatamente. Paris no se caracterizaba por tener un cálido clima, de eso estaba segura, pero hoy notoriamente, hacía más frío que días anteriores.

Al llegar a los escalones me detuve para contemplarlos, y era algo raro ya que nunca antes le preste demaciada atención. Fue en ese instante de descuido, cuando alguien me tomó de la mano jalandome a un lugar, que por la confusión, no pude notar.

—¡Sueltame! —ordené sin siquiera ver de quien se trataba.

—Lo siento pero no puedo hacerlo, no hasta que me escuches… —su tono de voz disminuyó.

Cuando analicé la voz me detuve en seco, mi cuerpo prácticamente se paralizó. Del otro lado, ya no sentí presión en mi muñeca y el opresor había dejado de jalarme.

Repentinamente mi pulso cardiaco disminuyó, así dejandome sentir muerta. No tenía idea del porque en este momento, mi cuerpo comenzaba a reaccionar negativamente ante los encuentros con el antigüo dueño de mi corazón y, por más que trataba de analizar las opciones por las cuales, Justin siguiera aferrado a decirme algo que se supone, deba creer, es la verdad; no podía imaginar ni una.

—¿Qué haces aquí? —pregunté entre dientes, tratando de conservar la calma.

—¿Por qué te muestras reticente últimamente ______(tn)? —tomó mi mano, por mí parte, no hice nada por soltarme.

Él giro hasta encontrarse frente a mí, yo ladee mi cabeza, haría todo lo posible por evitar verle la cara.

—Tú has hecho que sea así contigo, digo, creo que romperle el corazón a alguien de la forma en la que tú lo hiciste, no es fácil de perdonar.

—Oh… ¿Sigues con eso? —bajo su mirada—. Si tan solo pudieras dejarme explicar la verdadera historia, todo sería diferente —acarició con su pulgar el dorso de mi mano, lo cual, me hizo notar que él aún sostenía mi mano.

—¡Oh! ¿Y tú aún sigues con eso? —de un jalón saque mi mano de la suya—. Ya te dije que con solo explicar las cosas no repondras lo que hiciste, pero sigues insistiendo.

—¡Por favor! —tomo mi rostro en sus manos, haciendo que lo mirara fijamente a los ojos, e hizo que me sintiera débil—. ¿Quieres escucharme?
Mira… yo se que no me creeras y, hasta probablemente me tomaras como loco, pero ya no podía dormir. Todos los pensamientos me tomaban preso, me sofocaban con la idea de que podría arreglarse todo si te contara la verdad, una que nunca me creeras… ¡Pero tenía que intentarlo! —solto mi rostro y me dejo perpleja ante la situación. Nunca había visto esa mirada, como de suplica, en sus ojos.
La parte débil en mi interior ganó y cuando finalmente me iba a decir darle la oportunidad de hablar, alguien me llamó.

—¡________(tn)! —era la voz de Pierre sin duda alguna.

—Lo siento Justin, pero tendremos que hablar después, ahora tengo una salida que no puedo canselar —tomé su mano y le dí un apretón—. Hasta pronto.

—Espera —me jaló de la mano y quedamos a una distancia tentadoramente corta—. Prometeme que me escucharas —lamió sus labios, lo que hizo que no quitara mi vista de ellos.

—Yo… yo… —tragué con fuerza y alejé mis pensamientos de besarlo—. Lo prometo —finalmente dije—. Te veo aquí en la tarde, como a las seis —añadí y me retire.

***

Cuarto para las seis, marco el reloj en mi celular. No paraba de caminar en la línea recta imaginaria que cree por la presión y nerviosismo que causaba la espera por Justin.
Daba dos pasos consecutivos para después girar y, regresar al punto de salida. Mordía la uña de mi dedo pulgar desesperadamente, yo no tenía ese hábito, pero la situación hacia que lo hiciera. Volví a echarle un vistazo a mi celular para checar la hora; las seis en punto y aún no había rastro de Justin. Hasta que finalmente apareció.

—Hola _____(tn) —se extendió para besar mi mejilla pero lo detuve con la mano.

—Deja la cotesía para después, ahora dime lo que tenías que decir —fui fría y precisa, parecía perfecto.

—Lo siento, tienes razón —sopló aire hacia arriba, eso hizo que su fleco se moviera al compás del viento creado por el soplido—. ¿Recuerdas el día de la disco, cierto? —asentí con la cabeza—. Bien… Ese día recuerdo que me llegó un mensaje tuyo invitandome…

—¡Wow! ¿De qué mensaje hablas? ¡Yo no te envíe ninguno! —inmediatamente me puse a la ofensiva.

—Sabía que dirias eso y, por alguna extraña razón no lo borré, pero aquí lo tengo —busco velozmente el mensaje en su iPhone y me lo mostró. Ciertamente, había un mensaje mío diciendo eso, pero yo nunca lo invite.

—Aquí hay algo raro, yo nunca te envíe ese mensaje.

—¡Lo sé! —me reclamó.

—¿Lo sabes? —pregunté sorprendida.

—Sí. Bueno, no, no lo supe al principio, pero luego me entere —yo asentí y él continuo—. Yo llegué ahí emocionado, porque creí que tú me habías mandado el mensaje y ya que, en ese entonces no eramos nada, supuce que era una buena idea para comenzar a conocernos —admitió—. Cuando llegué al lugar, unos minutos después una chica muy parecida a ti, ya sabes, alta, cabello quebrado, ojos marrones, —cuando me dío su descripción, inmediatamente me vino la imagen de mi hermana a la mente. Seguido de eso, un escalofrío que empezó por mi columna, recorrió todo mi cuerpo—, Se acercó a mí y me ofreció una bebida, yo lo acepte, ¡vaya! era mi primera vez en una disco así que no lo rechazé. Cuando estaba en tu busqueda, recuerdo que todo comenzó a volverse borroso y confuso, después de eso no recuerdo nada más. Al día siguiente, desperté acostado en el porche de mi casa y cuando me percaté de todo, entre en ella y te mandé un mensaje para que nos vieramos y bueno… tu ya sabes lo demás.

—¿Qué tiene que ver esto con tú engaño? ¿Y por qué al día siguiente, cuando nos vimos, no dijiste nada sobre la disco? —me exalté un poco.

—¡Te lo iba a decir! Sólo que, me dio pena comentartelo, ya sabes, ¿qué te diría si no recordaba nada?, eso solo me hubiera hecho quedar en mal —jugó con su cabello, en un desesperado intento por ocultar su pena. Pero a pesar de que no me sentía conforme con lo que dijo, no podía reclamarle porque yo me encontré en la misma situación que él, sin recordar nada.

—Si, claro que te entiendo. Pero aún sigues sin responder a mi pregunta, ¿qué tiene que ver esto con tú engaño? —insistí.

—Es que, esto te lo conte porque tiene mucho que ver. Cuatro meses exactamente, después de comenzamos a salir, la misma chica que me ofreció la bebida me busco en mi casa. Yo estaba desconcertado, porque no recuerdo que la conociera de antes, ni mucho menos que le haya dado mi dirección. Lo curioso es que, cuando llegó me amenazó con decirte mi infielidad y yo nisiquiera había hecho nada, no que recordara… —se detuvo por un momento y luego prosiguió—. Ella… Ella me dijo que era un mentiroso, y que yo no era bueno para ti. Luego me preguntó si sabía quien era ella, yo lo negué, realmente no sabía quien era, solo la recordaba.
Ella me dijo que era tu hermana —cuando finalmente lo dijo, sentí que mi corazón se paro—. Y también dijo que porque le había hecho eso, yo solo me quede sin saber que hacer, no tenía ni la menor idea de que hablaba. Fue ahí cuando me enseño unas fotos en donde ella y yo apareciamos… —se calló y trago fuertemente saliva—, Besandonos. Y como si eso hubiera sido poco, me dijo que yo le propuse ser mi novia, a lo cual, ella inocentemente acepto. ¡Yo le creí porque todo era tan real! De hecho, yo nisiquiera supe de eso hasta que ella me lo dijo. Tu hermana fingió estar dolida, pero después pareció importarle poco y me dijo: "______(tn) no sabe que vine aquí, así que podemos hacer un trato. Ella aún no sabe de lo nuestro."
Jugó con el cuello de mi camisa y me besó en la comisura de mis labios. Inmediatamente la aleje de mí, y por más que quise negarme a su propuesta no pude, yo te amo y no quería perderte. Ella se lamió los labios y paso a jugar con los botones de mi camisa, "Yo no le enseñaré nuestras fotos, sí tú te alejas de ella. No le dirás nada, solo te alejarás ¿trato hecho?" Me extendió su mano, yo no quise tomarla, pero lo hice. Todo eso me hacía sentir culpable. Supuce que alejarme de ti te dolería menos a que, vieras fotos mías y de tu hermana muy comprometedoras.

A este punto mis ojos ya se encontraban con lágrimas, aunque, no estaba segura si era por rabia o tristeza, probablemente ambas. Mis labios estaban apretados fuertemente a mí voluntad, al igual que mis manos, que ahora formaban un puño. Quería asegurarme de que ningún gemido saliera de mi boca, y también, quería contener mi rabia para no darle una cachetada. Me sentía traicionada por las dos personas más cercanas a mí. Pero después de todo, la verdad de Justin no me convenció mucho, ya que las fotos que yo vi, no eran presisamente de él y de mi hermana.

—Ese mismo día planeaba alejarme ti, pero en la tarde recibí una llamada de un número desconocido. Era tú hermana y sólo me llamo para decirme que aceptara algo que prontamente iba a terminar con lo nuestro. Ella me dijo que habían cambiado los planes, que sí te iba a enseñar las fotos y por último que quisiera o no, tenía que aceptarlo frente a ti. Si no hacía eso, tú ibas a sufrir. Ella me dijo que ambas eran muy unidas y que, cualquier cosa que ella te dijera tú se lo creerías. Me dijo que inventaría de las peores cosas de mí, que te diría que aparte de tener sexo con ella, me acoste con veinte chicas más en la disco. Ingenuamente le creí eso… ¡Pero nunca me acoste con ella, ni con ninguna otra chica!

—¿No lo hiciste o no te acuerdas? ¡¿Eh?! —lo interrumpí furiosa-. ¡Vámos! ¿Por qué no lo aceptas de una vez y terminamos con esto? —con la manga de mi abrigo me limpie las lágrimas que caían por mis mejillas. Justin solo se quedo callado con la vista fija hacia el suelo—. ¡Justo como me lo imaginé! Es verdad, por eso no tienes nada que decir ¿No es cierto?

—No… —apenas alcanzó a susurrar.

—¡Te lo dije!

—¡NO! —gritó—. No es cierto, yo se que no me acoste con nadie porque… sigo siendo virgen —disminuyó su tono de voz a tal grado que solo pude oírle lo primero y lo demás lo leí de sus labios.

—Yo no sé si ella te enseño lo mismo que a mí, lo único que se es que te enseñó algo. Por eso me hablaste. Por eso lo nuestro terminó —dijo en tono seco, apretando los dientes con tal fuerza, que podía ver la tensión exterior de su mandíbula.

Me quede callada sin poderle decir nada. Justin trató de la mejor forma explicarme lo que sucedió y, yo lo único que hice fue dudar de él y negarlo.

—Veo que no tienes nada que decir, y supongo que sigues sin creerme —me habló de la misma forma que antes. Negué con mi cabeza—. Es todo lo que quería saber. Traté de explicarte la verdad, supuce que aún tendrías un poco de confianza hacia mí. Y también creí que podriamos arreglar lo que se destruyó, que al igual que una planta apunto de secarse, podriamos regarla y cuidarla para que no se marchitara. Pero veo que eso no es lo que tú quieres, tú ya dejaste morir la planta. Tal vez fue un error haber venido a buscarte, es por eso que mañana tomaré el tren y me marcharé de aquí y lejos de tú vida para no volverte a molestar —al final su voz se quebró un poco. Tal vez esto le dolía, pero tal vez lo que más le dolía era que ya no creyerá en él, ni que ya no lo amara.

Poco a poco se fue alejando, su escencia se iba perdiendo y la poca vida de llama de nuestro amor, había muerto.

Aún esta fría oscuridad se podía observar el espesor gris de las nubes, que indicaba que pronto se acercaría la tormenta. Y ahora sólo se podía vislumbrar la silueta de su cuerpo.
Las frías gotas de lluvia comenzaron a caer, pero yo seguía sin moverme. Poco a poco empecé a sentir algo dentro mío, era como coraje y tristeza al mismo tiempo, ambos peleandose por ver quien saldría primero. Sin duda, la tristeza le ganó y caí derrotada en el pasto mojado.

—¿Por qué? ¿Por qué? —grité en sollozos a la única presencia que estaba allí para escucharme, la lluvia—. Justin…

Con fuerza, aún sentada en el pasto, golpée con mis puños el pasto, y deje que mi torso se fuera con ellos. Lloraba con fuerza mientras salían gritos de mí. Y así como esta tormenta se iba y volvía a salir el sol, esperaba que nuestro amor lo hiciera, y volviera a renacer.

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