.jpg)
El beso silencioso.
Ya habíamos entrado a la escuela, era el momento de los exámenes. Debo admitir que me fascinaba ir a la escuela, y no solo porque mi grandioso novio iba conmigo, si no porque era una de artes. Así es, Justin iba a la misma escuela que yo, tal vez fue el destino pero Justin ya asistia a esta escuela y yo, apenas llegué aquí. Desde que le conte a Justin a que escuela me iría él lo sabía, sabía que estariamos juntos hasta en la escuela. Asistiamos a unas cuantas clases juntos, era lo que me gustaba.
Le había dicho a Justin que hoy me quedaría hasta tarde en la escuela, tenía que estudiar e investigar unas cuantas cosas en la blibioteca. No creo que le haya parecido muy bien, pero sin decir nada se fue. De lo que podía haber en una escuela, lo que odiaba eran los exámenes. Ya que ambos ibamos en una escuela de artes, los exámenes, en mi caso, solo se presentaban en lo academico, yo tomaba Arte Literaria en donde se enfocaba a la escritura. Era un mundo diferente ir a la DSA o en todo caso a una escuela de artes, aquí no se separaban por grupos como los populares, los nerds y todo eso. Aquí solo importaba en que sección ibas. Los de danza vivian en su mundo, siempre practicando sus pasos. Los de drama, a ellos podías distinguirlos fácil, siempre melancolicos ensayando sus papeles y movimientos. Los de música, los vocales calentando su melodiosa voz, los instrumentales, caminando con delizcadeza de aquí para allá leyendo partituras o pasando la mayor parte de su tiempo en uno de los muchos salones de música. Y nosotros, en la bliblioteca leyendo o en cualquier otro lugar siempre inspirandonos en las maravillosas ideas que nuestra imaginación tenía para escribir.
Aún seguía consentrandome en estudiar, por más que trataba no podía. En eso escuché que alguien me llamaba haciendo ruiditos. Me encontraba un poco frustada, era bastante tarde y aún seguía en blanco, sin información retenida.
Subí mi libro tapando mi rostro y ahora con más dedicación traté de estudiar.
Tal vez pasaron cinco minutos a lo mucho, yo seguía fingiendo que estudiaba y alguien bajo mi libro descubriendo mi rostro.
—¿Qué te sucede, no ves que estudio? —le susurré enojada a la otra persona.
Me encontraba en una blibioteca, aunque quisiera no podía gritarle al que interrumpía mi estudio.
—Lo siento ángel, no quería molestarte —susurró la otra persona en respuesta.
¡Rayos! ¿Por qué no me fije de quien se trataba, antes de que le hablara de esa forma?
Subí mi vista para reafirmar que se tratara de quien suponía que era. Sí, efectivamente era Justin.
—Lo siento Justin, no sabía que eras tú —seguía susurrando.
—Tranquila Angel, ya me iba —acarició el dorso de mi mano y se paro de la silla, alejandose de mi mesa.
Me levanté y corrí detrás de él.
—Espera Justin...
Por más que le repetía eso una y otra vez él no se detenía. No me escucharía si seguía susurrandole.
—¡Espera Justin! —alcé mi voz.
Él se detubo al instante y se giro a mi para hacerme una señal de silencio y acercarse más a mi.
—¿Sabes que estas en una blibioteca y no debes gritar, cierto? —me dijo Justin en susurro.
—Se perfectamente en donde estoy. Y no me importa que me regañen o me corran de aquí si te ibas sin antes poderte dar esto —me acerqué a su rostro y rodeé su cuello con mis brazos. Antes de que pudiera hacer lo que tenía en mente, la blibiotecaría nos interrumpió.
—Señorita. Le recuerdo que esta en la blibioteca y no puede hacer ruido, si vuelve a gritar le tendré que pedir que se retire.
Yo estaba con una cara de horror, y es que estaba jugando con Justin.
—Lo siento mucho.
Traté de controlarme y contener la risa, no lo había visto antes, pero cada vez que me encontraba con Justin en una situación así solo conseguía reírme. Cuando se fue la blibiotecaria no contuve más y me solté a reír a carcajadas.
—Shhh —Justin puso su dedo en mis labios—. Oh la señora vendrá a sacarnos —su burló de ella y eso me hizo reír aún más.
—Ya Justin —golpeé su brazo con un pequeño libro que agarré del estante.
—Esta bien. ¿En que estabamos antes de que nos interrumpieran? —tomó mi mano con la que sostenía el libro.
—No lo recuerdo —fingí demencia.
—Yo creo que sí —me miro divertido y con la otra mano me hacía cosquillas—. ¡Vámos! Recuerda antes de que nos corran —se río.
Le sonreí y lo alcerqué más a mí. Pase mis brazos alredor de su cuello, esta vez jugando con su cabello. Él tomo por detrás la mano en la que aún mantenía el libro y me lo quito. Cuando apenas rocé mis labios a los suyos el subió el libro tapando nuestros rostros, fue así cuando lo pude besar bien. Ese delicioso beso en la blibioteca, algo muy especial. Siempre terminando con un beso de una forma diferente a las demás.
0 comentarios:
Publicar un comentario