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If This Was a Movie

Capítulo 18

El recorrido sentimental.

Nos encontrabamos en el barrio Latino, bajo el nublado pero refrescante día. Hoy definitivamente habiamos tenido un largo recorrido. En la mañana, Pierre y Damien pasaron por nosotras al hotel, después de que desayunamos. Eran las ocho y media, el primer lugar que visitamos fue la Place de la Concorde (Plaza de la Concodia), un lugar hermoso, amplio con gran historia. Pierre nos iba contando la historia de aquel lugar, la cual, giraba entorno a Luis XV.

Después del largo recorrido e historia del lugar, pasamos a algo más 'artistico'. Aunque, respecto a la historia de la plaza, hay algo de artisco aunque más de arquitectonico. Pasamos al Musée du Louvre, en donde pudimos apreciar grandes antigüedades de diferentes culturas. Orientales, egipcias, griegas, etruscas y romanas. También un poco del arte del Islam. Habían varias esculturas, pinturas y arte gráfica, sin duda me gustaba este museo. Por desgracia, no pude conservar fotos de esto, pero tendría los recuerdos vivos en mí.

Pasamos por -la ahora conocida- Torre Eiffel, en donde al verla, surgían sentimientos al igual que memorias en mí.

Dejando la Catedral de Notre-Dame, en la cual hubo una parada y tiempo libre. Utilizé ese tiempo para tomar unas increíbles fotos casi profesionales, en muchas de ellas salia yo. Pierre se encontraba conmigo, él me daba una mano cuando quería tomarme una memorable foto y, por supuesto que también me tomé unas cuantas fotos con él. Por el otro lado, Kelly se encontraba más acercada de Damien, no quería interrumpir así que solo los dejaba solos. Al termino del tiempo libre en nuestra parada, continuamos con nuestro maravilloso recorrido por el río Sena.

Era bastante tarde, podía oír a kilómetros mi estómago rugir. Pasamos rápido por un aperitivo y emprendimos nuestro regreso. Habiamos quedado con Pierre y Damien que mañana tomaríamos el tren para ir a Londres, no queriamos perder el tiempo aquí, no cuando hay tanto que ver y poco tiempo.

En el camino de regreso al hotel, Pierre me iba contando un poco más de su vida.

—Recuegdo que cuando ega más jóven, mi padrge solía llevagme a la punta de la Torrge Eiffel. Él me cargaba en sus hombrgos, todo ega incrgeíble —miro más allá, como si los recuerdos hubieran acabado de pasar.

—Hablas de eso con tanta felicidad y sentimiento, como si fuera algo que pasaste y te gustaría revivir pero, simplemente no pudieras —le dije— ¿Y aún sigues yendo con tú padre allá?

—Hmm —bajó la mirada.

No quise ser intrometida, ni mucho menos quise recordarle cosas tristes, sólo tenía curiosidad de saberlo. No quería hacerlo sufrir recordando cosas que no debía, por eso evitaría el tema y no hablaría de él.

—Yo... quise decir, que... —trataba de salir de esta penosa situación.

—Tranquila, esta bien —suspiró—. Yo no puedo ir allá con él como antes... él ya no esta aquí.

Y aunque no mostró ningún signo de tristeza físico, pude ver en sus ojos su alma destrozandose, sabía sin que él me lo dijera, que su padre fue y sería una persona muy importante y apreciada para él.

—Oh... lo siento —susurré—. Sé que él fue una persona a la cual le tenías mucho afecto y respeto.

Él volteó a verme desconcertado.

—¿Cómo puedes saber eso? —me preguntó con un poco de rabia y tristeza.

—Yo... lo pude ver en tus ojos, cuando hablabas y recordabas aquellas cosas —confese un poco apenada.

—Sabes... ya no quiero hablar de eso —me dijo seco.

Me sentía mal, nuestra relación iba mejorando y con esto solo empeoró. Nunca tuve la intención de lastimarlo, creí que diciendole algo así lo haría sentir mejor, pero me equivoqué; a nadie harías sentir mejor con solo palabras, cuando el ser que apreciabas se ha ido y no va a regresar jámas.

Vi como Pierre se escondia, él estaba llorando silenciosamente en su interior, la memoria de su padre le dolia lo suficiente para hacerlo llorar, pero él en ningún momento lloro.

Cuando llegamos al hotel los cuatro nos bajamos, Pierre seguía igual. Damien se despidio de una forma muy cariñosa con Kelly y luego se despidio de mí con un simple saludo de mano. Pierre se despidio de Kelly, yo caminé hacia la puerta, aún me sentía bastante mal por lo que le acababa de recordar a Pierre. En el camino hacia la grande y rústica puerta, alguien me tomo por el brazo.

—Espega (TN)i —era la voz de Pierre—. ¿Te puedo decig algo?

Giré para poderlo ver de frente. Una parte de mi temía por lo que diria, la otra quería escuchar lo que él tenía que decir, fuera malo o bueno.

—¿Podemos caminag en busca de un lugag parga sentagnos mientrgas te platico?

Él dío el primer paso y yo lo seguí.

—Hace ratito en el taxi, lamento mi compogtamiento, no debí de habeg sido así contigo —se lamentó.

—Pierre, no te tenías que disculpar.

—Lo sé. Yo te quegía contag como es que mi padrge se alejó de nosotrgos...

—Pierre es que, eso tampoco me lo necesitas contar —lo tomé por su hombro—. No tienes que hacerlo.

Él tomo mi mano y la retiró de su hombro, para después entrelazar nuestros dedos.

—Él erga un grgan hombrge —comenzó—. Un excelente padrge. Con el tiempo le llego un prgoblema, uno que se convigtió en el de todos. Él tenía alzheimer, luego le llegargon los trganstognos neurgóticos. Mamá lo amaba pergo no podía más con todos los gastos ella sola. Todos los días llegaba enojada, la enfegmedad de mi papá empeorgaba y ella se desquitaba con él. Ella le decía cosas horrgibles, esas que con el tiempo decidí olvidag. Crgeo que papá no pudo más y... —terminó bruscamente.

La respiración de Pierre empezó a acelerarse, no sabía que sucedía. Su mano temblaba y de pronto pude visualizar unas lágrimas saliendo de sus ojos. Lo que más podía hacer en ese momento era abrazarlo, así lo hice.

—Tranquilo.

Era todo lo que le repetía mientras le acariciaba su cabello, él solo lloraba silenciosamente en mi hombro. Luego se alejó de mis brazos y me miró con sus hermosos ojos grises -que ahora se veían azules- llenos de lágrimas.

—Él... él se-avento de-de... —los dedos de la mano que tenía libre se cerraron en un puño. Pierre ahora se encontraba molesto—. Se suicido —gorgojeó Pierre por el llanto y la rabia, nuevamente se dejo venir a mis brazos.

Unos minutos después, ya más tranquilo, se alejó de mi, pero esta vez quedo lo suficientemente cerca para que pudiera sentir su respiración, eso y también los nervios. Se acercó aún más, colocó sus manos alrededor de mi rostro, llego a un punto que creí que me besaría, lo increíble es que no me movía de ahí. Luego solo chocó nuestras frentes, dejo caer sus manos a sus costados y cerró sus ojos, así marchandose mis emociones.

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