Capítulo 10
Palabras de amor.
Me 'encanto' como dijo mi nombre.
Tomaba a sorbos mi café frío, capuccino, mi favorito. Hablabamos sobre nuestros gustos y vida. Él realmente era fantastico.
—Dime algo de Dani que nadie más sepa —él dijo.
—¿Nadie?
—Si. Nadie.
—No me gusta estar sola.
—Entonces es algo bueno que este aquí.
Eso me hizo sonreír.
—Ahora es Tu turno. —le dije.
—Quiero salir contigo.
Eso me hizo sonreír todavía más.
Al principio lo pensé y dude, después pude notar en sus ojos aquel brillo de verdad y sinceridad.
Mi corazón latia como nunca antes lo había hecho, como ya no lo hacía.
Thump-thump. Sentí que brincaba y salia a relucir por mi sudadera, ¿qué
le iba a decir? ¿qué tenía que decir? Yo... yo lo quería con todo mi
corazón y estar a su lado, me haría la mujer más feliz. Sin embargo,
tenía miedo de que se volviera a repetir la historia.
—Chris... yo, mira —trataba de buscar las palabras indicadas para no arruinarlo— Tú...
—Dani, mira, si no quieres nada, yo... yo te entien...
Puse mi dedo en sus labios haciendolo callar.
Lo mire con ternura, era irresistible no hacerlo. Sus hermosos ojos
almendrados, su perfecto cabello ondulado. Todo en el era increíble.
—Chris, yo te quiero mucho —tome su mano en las mías— Es sólo que hay unos detalles en la vida que...
Antes de que pudiera explicarle la razón por la cual, aún no me sentía lista para una relación, él me interrumpió.
—Daniela, yo no soy él, y te puedo asegurar que no te haré lo que él —acaricio mis manos con su pulgar.
Negue con la cabeza, apretando mis ojos.
—No Chris, no es eso.
—¿Entonces qué es? Ayudame a entenderlo, tal vez sólo así pueda ayudarte. —me miro con desesperación.
—No puedo, sólo... sólo quiero olvidarlo.
Los recuerdos duelen, y más cuando pasan por tú mente torturandote. Mis
lágrimas involuntariamente salieron inesperadamente, tal vez era muy
débil.
Chris soltó mis manos y se levantó de la mesa. Yo
estaba cabizbajo, no podía ver su expresión, no podía saber a donde se
dirijiría. Regrese mis manos a mi regazo y llore en silencio. Unas
cálidas manos tocaron mis hombros, frotandolos.
—Tranquila. Siento mucho haberte recordado eso —susurraba en mi oído.
Cuando su aliento choco con mi oreja, inmediatamente los sensores
nerviosos en mi cuerpo se activaron e hicieron que todo mi ser se
estremeciera.
—Tranquilo, no fue tú culpa.
Salimos del café. Me sentía avergonzada, la gente me miraba como la loca.
Chris ahora se encontraba más distante de mi, eso dolia. ¿Fui una tonta al decirle eso?
Con mi brazo izquierdo frotaba el derecho. Odiaba ahora más el amor.
Odiaba este silencio incomodo. Me odiaba a mi misma por no poder creer
en darle otra oportunidad al amor. Y aquí estaba de nuevo, con lágrimas
resbalando por mis mejillas.
—Dani, ¿por qué lloras? —se acerco a abrazarme preocupado.
—Estoy bien, sólo —quería decirlo tan fluido como siempre, sólo que se
formo un nudo en mi garganta y complicaba mi habla— soy una tonta
—susurré y solte el llanto.
Él me acerco más a él. Me apresiono
contra su pecho, acariciaba mi espalda. Yo me aferraba más a él;
estrujaba su chamarra entre mis manos. Me calme tantito y me aleje unos
milimetros de él.
—Chris, creo que debemos dejar de hablar de esto si no quieres tu chamarra mojada —salio una risa corta.
Él me sonrio.
—No me importaria, sí así puedo tenerte cerca esta bien. No me permitiría dejarte sola, menos cuando se que puedo ayudarte.
—Te quiero.
Fue lo único que pude decir, y me avalancé a refugiarme a su pecho
nuevamente. Olía su colonia, un olor exquisito y especifico. (un aroma)
Me tranquilice y triste me aleje de él.
—Siento mucho que me veas de esta manera —me secaba las lágrimas.
—No te tienes que disculpar por nada —limpio con su pulgar mi mejilla.
Mis mejillas ardian. No sabía exactamente como lucia pero tenía una espantosa idea: con maquillaje corrido y ojos hinchados.
Sólo esperaba que él no le tomara mucha importancia.
—Te ves hermosa —susurro y después paso a un tono normal— ¿Quieres ver
el atardecer sentados allá? —señalo un lugar especifico en la arena.
Asentí y caminamos hasta allá. La tarde empezaba a terminar y la noche imperaría en unos minutos más.
Amaba mirar los atardeceres en el mar. El sol bajando y ocultandose por
el mar, el hermoso crepusculo y el sonido tranquilizante de olas
chocando contra la playa. Esta vez nos toco ver el cielo tornandose en
un color anaranjado rojizo, el lugar se tornaba con leves luces de
reflejos en el.
—Es perfecto —dije con voz tenue.
—Yo conosco algo aún más perfecto.
Sentí su mirada en mi. Decidí dejar de ver el atardecer por un segundo y
fijarme en él. Sus ojos con el efecto del atardecer se veían
increíbles. De un tono caramelo.
Le sonreí y me devolvio la
sonrisa. Y sin darme cuenta al siguiente segundo me encontraba
saboreando sus labios. Ese beso era lento, de vez en cuando mordia mi
labio. Pero todo tiene un fin, nos separamos en busca de aire.
Mire directamente a sus ojos y eran hermosos. El beso fue exactamente como me imagine que sería; perfecto.
—Dani, ¿podrías reconsiderar mi propuesta? —susurro.
—Chris, no me dejaste terminar hace rato. Yo no necesito reconsiderar
nada, se perfectamente lo que quiero. Es sólo que tengo miedo a lo que
pueda pasar.
Y realmente no era mentira, tenía miedo a que
todo fuera acabar mal y yo terminara con el corazón roto. Es sólo que a
nadie le podía contar lo que paso, al menos no ahora. No a todos,
excepto a Chris.
Y bajo todo el esplendor del antiguo atardecer, bajo la luna llena lo dijo.
—Daniela, te amo —susurro esas pequeñas pero valiosas palabras, sólo audible para nosotros. Sólo para mí.
CONVERSATION
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