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If This Was a Movie

Capítulo 33
Finalmente juntos.

Esa sensación que se genera, que te indica que has perdido todo y no hay forma de solucionarlo. Esa simple, pero mortífera sensación. El corazón sufre un paro momentáneo, las fuerzas se te agotan, la ira te corroe y no puedes pensar en otra cosa. Sólo te lamentas y preguntas ¿por qué a ti?

Mi corazón después de tantos años, de tantas tragedias ya no podía ser el mismo de antes, el fuerte y bravo. El mundo que había conocido por estos meses de un momento a otro se destruyó con la idea de que esa persona no existiría en el. Yo no necesitaba de alguien para ser fuerte, tampoco para vivir, pero él se convirtió en algo más de lo que pude soñar o imaginar. Cuando pensaba las cosas y trataba de averiguar su porque, entonces era donde lo entendía todo. Ese viaje no sólo había sido un viaje, tampoco fue en esa fecha por que si. No sucedió todo lo que paso sólo así. Todo tuvo su perfecto lugar, tenía cabida perfecta en todo. Y una pregunta pasó por mi cabeza ¿Qué pasaría si la persona que se convirtió en una parte tan especial de ti, de repente se va?

– ¿Qué es lo que me tienes que decir? –pregunté con lentitud.

–Es difícil explicar, tal vez antes de que llegue al final creerás que soy un acosador de lo peor –jugó con su cabello–. Te lo diré, pero promete que no pensarás eso.

Me encontraba estupefacta ante su confesión. No estaba segura que ocultaba, que podía ser que llegara a tal grado en el que él me dijo que pensaría que es un acosador de lo peor. Una persona, con la que simplemente has pasado las mejores vacaciones de tú vida, parecía extraña diciendo eso. Fuera de contexto. Cualquier cosa que fuese lo que él tenía que decirme lo aceptaría de la mejor forma, aunque fuera lo peor del mundo. Bueno, a tal grado sería imposible, si él realmente había hecho algo terrible, entonces quizá no podría perdonarlo. Pero por aquello de acosador, supongo que lo peor que pudo hacer fue enviar a una clase de detective a investigarme. Lo cual, desde mi punto de vista, no sería del todo malo. Sería más bien, raro. Desafortunadamente, Pierre había escogido el peor momento para decirme que tenía que confesar algo. Después de que mi corazón quedo hecho añicos, no encontraba forma alguna para sostenerme cuerda y si él quisiera ahora confesarme algo, creo que no lo tomaría enserio. No ahora. Sólo quería llegar a la habitación para acostarme, y probablemente pasar los últimos dos días sin ganas de hacer algo. Estar acostada por más de un día seguido, no parecía mala idea. No cuando terminas completamente casi perdiendo algo tan importante, casi tanto como las ganas de volver a ser feliz, entonces ya nada te parece malo. Ya no podía concentrarme, ni podía pensar bien. No dormir y después terminar llorando por más de una hora, no iba bien. Pierre había escogido el peor momento para quererme decir algo. Froté mis ojos hinchados y rojos para poder enfocar bien a Pierre. Sus hermosos ojos grises me miraban con ese aire de ternura, me veían de una manera que no había visto antes. Era como si realmente pudiera sentir una opresión en él, como si después de lo que fuera a decir ya nada sería igual. Yo seguía turbada ante la reacción de Pierre sobre mi rechazo, no era como si quisiera que el sufriera por mí, pero me pareció que lo tomó tan a la ligera que incluso parecía que no le gustaba tanto. Podría escucharme tan arrogante en este momento, pero si yo hubiera confesado mis más profundos sentimientos a un chico, y el simplemente no me correspondiera, no estaría en la misma condición que él. En este momento lo estimaba, quería tener un poco más de su personalidad.

Él acarició mi cabello con una lentitud que me hizo querer besarlo. Era eso o tenía ganas de querer olvidar por lo que pasaba, ya no sabía ni lo que quería. Pierre se apoyó de la pared para levantarse y me ofreció su mano para ayudarme, la acepté, no quería levantarme por mis esfuerzos. De un jalón me levantó, pero con el impulso llegué hasta sus brazos. Su fuerte y amplio pecho cálido, sus brazos alrededor de mí, su corazón palpitaba tan rápido y su respiración agitada. Por un momento, sólo un momento más ese abrazo me hizo sentir bien. Me hizo recordar a Christian. Eso estaba mal, lo sabía, yo no podía ocupar a Pierre para remplazar a Chris. Pero al sentir esto con él, me confundía. Creaba mares de gran confusión, una que no necesitaba en este momento. Reprimí todos los pensamientos acerca de Pierre, y me empujé de sus brazos y con la vista baja le dije. –Te lo prometo –Quedaron al aire las palabras–. Ahora dime.

Él busco algo rápidamente en el bolso de su pantalón, tenía la vista viendo nada. Cuando finalmente encontró lo que buscaba, alzó su vista y me vió, ahora con mirada apagada. –Sólo ve a esta dirección –extendió su mano, yo hice lo mismo con la mía. Y él colocó un papel en mi mano, luego la cerró mientras mantenía sus manos en la mía–. No hagas preguntas, sólo ve. Por favor, trata de llegar a las ocho en punto.

Estaba confundida. Él había dicho que me diría algo con lo que creería que lo consideraría un acosador, pero el darme un papel de una forma tan misteriosa no tenía nada que ver. Pierre quitó sus manos de la mía, le di una mirada rápida y él asintió, entonces abrí el papel. La escritura en el papel me sorprendió, estaba escrita con una perfecta, oblicua letra cursiva. Sí fuera grafóloga ¿qué podría deducir respecto a la escritura de Pierre? Preferí concentrarme en lo que decía en el papel y no en su escritura, cuando finalmente lo leí tenía una dirección escrita. ¿Por qué debería ir a ese lugar? No podía entender porque Pierre quería que fuera, no entendía que tenía que ver todo esto. Mi cabeza comenzó a punzarme de una manera horrible e insoportable, quería tomarme una pastilla e inmediatamente dormir. Cuando repasé la dirección para ver la razón de la porque debería ir ahí me di cuenta de que era el lugar en donde me encontré a Christian esa noche, aquella noche en donde me contó todo y no le creí. Apreté el papel con furia y miré hacia Pierre por explicaciones, ¿él podía saber algo al respecto y no me dijo? Sé que le prometí no hacer preguntas, pero no podía quedarme con los brazos cruzados e ir como si nada, no ha ese lugar. ¿Acaso Pierre me siguió esa noche? O ¿existía la posibilidad de que él conociera el lugar? ¿En qué pensaba? Pierre conocía Paris, él vive aquí, se supone que debe conocer cada lugar. Además, no estaba tan alejado de la Torre Eiffel, o al menos eso pensaba. Esa noche no me di cuenta de nada. Ahora pude entender porque Pierre no quería que lo interrogara, por eso decidió advertir que no quería preguntas, para no tener que contestarlas. Todo esto parecía sospechoso, no quería pensar en alguna cosa mala sobre Pierre, pero esto lo hacía parecer de una forma sospechosa, una mala. Estaba segura de que él ocultaba algo, y por alguna razón él no me quería decir de qué se trataba. Le eché un vistazo a Pierre y en su cara mostraba un gran arrepentimiento con un poco de desasosiego, no quería presionarlo, no en ese estado. Tampoco me encontraba completamente cuerda para exigirle respuestas, porque por supuesto, las preguntas que tenía podían ser ocupadas en mi contra. Entonces, tendría que contestarlas y explicar cosas que no quería.

Un poco frustrada entre los juegos de misterio de Pierre y mi gran fatiga decidí marcharme. Caminé hacia mi habitación, aún con el papel estrujado en mi mano. Antes de entrar a la habitación me giré, vi a Pierre y el seguía en el mismo lugar, con la misma mirada. – ¿Se supone que deba verte ahí?

Pierre no dijo nada, sólo levanto las curvas de su boca en un pésimo intento de hacer una sonrisa. Yo hice exactamente lo mismo y entré a la habitación. Cuando me encontraba ahí pude notar que estaba sola, no había señales de Michelle por ningún lado. Entonces escuché que alguien tocó la puerta, no pensaba abrir, pero por suerte no tuve que hacerlo. Ya que la persona que haya sido no insistió. Vi la habitación como si esta fuera la primera vez que lo hacía, como si recién hubiera llegado. Todo estaba en perfecto orden, las maletas ya estaban listas, incluso la mía. Pude notar que Michelle antes de irse las acomodó, realmente le agradecí eso.

En este momento entre en la cuenta de que este sería el fin de mis vacaciones, de las mejores que había tenido hasta ahora; dejando de lado la parte triste y trágica en donde Christian se marchaba de mi vida. En realidad, cuando llegué aquí, no esperaba encontrarme con Christian, y cuando lo hice no pensé que fuera a terminar como terminó. Recordé ese momento, cuando mis ojos se fijaron en los de él mi corazón latió débil pero con la misma intensidad de antes, justo como la primera vez. No podía asimilar que realmente lo había dejado escapar de mi vida, lo había desechado como algo que realmente no quería. En ese instante la ira y el orgullo se apoderaron de mí, simplemente no pude pensar con claridad y ahora me arrepentía de eso. De espalda, deje caer mi cuerpo en la cama. No podía seguir pensando en eso, sé que era doloroso, pero si lo pensaba más y más lo único que conseguiría sería lastimarme más. Miré hacia el techo pintado de color hueso, profundo y liso. Tenía demasiado sueño, casi no había dormido, el dolor de mi cabeza seguía ahí. Mi cuerpo me pedía a gritos descansar, pero también quería saber porque Pierre me quería en ese lugar. Tal vez tenía que decirme algo, y la nota sólo le agregó un toque más misterioso. Pero ¿por qué no lo dijo cuando estábamos afuera?

Tomé un largo y profundo respiro, llenando mis pulmones hasta el máximo. Contuve el aire por unos segundos y después exhalé con demasiada tranquilidad. Chris… Era en todo lo que pensaba. Fue incluso lo último que pensé antes de cerrar mis ojos para descansar.

Pierre, el chico carismático y alegre que en todo el viaje me hizo feliz. Siempre observándome con sus hermosos e intensos ojos grises, los cuales amaba, de hecho adoraba el contraste que creaban con su cabello negro. Él me había hecho sentir de la mejor manera cuando nadie pudo, no después de lo de sucedió con Christian. Me regalaba detalles, y siempre encontraba los perfectos escenarios para hacerme sentir en una película. Aprovechaba esos momentos para confesarme cosas y coquetear conmigo, eso me volvía loca.

Después viene Christian, él chico que siempre amé, con el que creí en el amor a primera vista, aquel día en el McDonald’s. Yo nunca pude dejar de amarlo, admito que rompió mi corazón al unirse con mi hermana, ambos acabaron con él. Pero aunque me cueste trabajo aceptarlo, mi corazón siempre le perteneció a Chris, siempre será para él. Cuando me encontraba con Pierre, a veces, en lo más profundo de mi corazón deseaba que fuera Christian. Aunque él me hizo sufrir como nadie lo había hecho, sabía que él también me amaba. La manera en que me dejaba así era terrible, pero deseable, para después poder volverme a levantar con esa pasión, de la única forma que el sabía. Tal vez sea masoquista y prefiera a un chico que me engañó, traicionó nuestra confianza para dejarse manipular por mi hermana. Me dejó sufriendo por un año, para que después regresara y quisiera contarme todo, así logrando revolver mis sentimientos. En vez de preferir al que nunca me lastimó y de igual forma me hacía sentir especial.

Pierre era la clase de chico con el que cualquier chica adoraría salir, y quizá pasaría años de mi vida lamentándome el dejarlo ir ahora. Pero estaba segura de que Chris era a quien mi corazón había elegido, a quien quería para siempre y por siempre. Él que tiene algo que me mueve y me hace sentir conectada de una manera tan mágica y especial. De una manera muy irreal.

–Oye Daniela –sentí un molesto picoteo en mi estómago, haciendo que me despertara–. Despierta. Vamos a cenar.

–No quiero –aún con los ojos cerrados, palmeé la cama en busca de una almohada. Cuando la encontré me tapé mi cabeza. No quería escuchar una palabra más de Michelle, ella había interrumpido un sueño tan hermoso del que no quería despertar. Al menos no por ahora.

–Pero Pierre dijo que no comieron nada, y sabes, van a dar las ocho –insistió aun picando mi estómago.

Alejé su mano de mi estómago irritada, no me sentía con ánimos para nada. –No me impor…

Cuando lo que Michelle había dicho pasó por mi cabeza, me hizo levantarme de un solo brinco de la cama. Recordé lo que Pierre había dicho, lo que estaba escrito en esa nota, aquella que aún conservaba. No estaba segura de querer ir de nuevo a ese lugar, me traía muchos recuerdos. Fui a ese lugar justo después de que Pierre me confesara sus sentimientos, y gracias a la gran confusión que tenía y falta de expresión, decidí irme para poder pensarlo. Entonces caminé sin rumbo y llegué a ese lugar para ahí perder mi amor. Era algo irónico, él me confeso su amor y yo perdí el mío, todo en el mismo día.

Corrí al baño para cepillar mi cabello y mis dientes, después corrí a la maleta ya ordenada para sacar  lo primero que encontré. Cuando volteé a ver a Michelle para explicarle que sucedía pude ver que ella me miraba con desconcierto ante mis acciones apuradas, enseguida miré el reloj y me di cuenta que no había tiempo de explicar nada.

Mientras colocaba mi zapato en su lugar, miré apresurada a Michelle y sonreí. –Lo siento, no puedo cenar con ustedes. Necesito ir a otro lugar –le di un beso en la mejilla. Caminé casi corriendo hacia la puerta y salí de la habitación sin esperar por su respuesta. Cuando iba casi al final del pasillo, pude escuchar a Michelle gritando, pero no le respondí.

El reloj marcaba las 7:58, con tan solo dos minutos para llegar me encontraba nerviosa, lo que ocasionaba que mis palmas estuvieran sudadas. Tenía que ser puntual, o al menos eso creía, no sabía si él esperaría mi llegada. Conocía a Pierre, sabía lo que sentía por mí, entonces él esperaría ¿por qué dudaba de él?
Tomé un taxi y le pedí al chofer que me llevará a la Torre Eiffel, desde ese punto podría llegar a aquel puente. El camino pareció eterno, y no podía quitar la vista del reloj. Los minutos parecían correr más rápido y eso hacía que mi pulso igual, no era saludable. Finalmente, cuando llegamos, bajé apresurada del taxi y le aventé un billete, no me fije cuánto. El chofer no protestó, por lo que supuse que había sido más. Corrí tan rápido como pude para llegar al puente, podía sentir el viento frío soplar contra mi cara y piernas, me di cuenta que haber sacado lo primero que encontré no fue buena idea. Menos cuando era un short. Mi suéter tejido se inflaba con el aire, haciendo que me piel se erizara. Ahora el frío no se encontraba sólo en mis piernas y rostro, sino también en todo mi cuerpo.

Al llegar, me detuve en seco y giré alrededor para ver en donde se encontraba, pero era muy tarde, el lugar estaba vacío. Doble mi torso y ocupé mis piernas como soporte, necesitaba tomar un respiro. Mi respiración era agitada, apenas podía respirar por la nariz, eso me hacía respirar por la boca. Aún con esperanza, caminé al barandal del puente y me recargué en el para espéralo. Ya habían pasado veinte minutos y Pierre no aparecía, ahora sí pensé que me había dejado plantada. Erguí mi cuerpo lo mejor que pude, pero me sentía bastante mal que el concepto de estar erguida no era del todo correcto. Lucía más como una chica con joroba.

Miré hacia el agua que pasaba debajo del puente, en ella se reflejaban las estrellas y la hermosa luna. Esperaba ver mi reflejo, y quería que apareciera el de otra persona a mi lado, así entonces yo podría voltear y con una gran sonrisa diría su nombre. Y quizá habría un beso. Pero eso no pasaría, esto no era una película, mucho menos una novela romántica con final feliz. La ira comenzó a fluir en mí, apreté mis manos en un puño y maldije a Pierre. Eso no era nada correcto, pero me sentía tan enojada que no me importó. Si lo veía de regreso en el hotel, no me contendría y estaba segura que le diría todo lo que pensaba. Esta vez no me importaría lo que él pensara, no me importaría nada. Me sentía decepcionada, Pierre había mostrado ser tan perfecto que me costaba creer que era igual a los demás.

En ese momento sentí unas manos cálidas cubrir mis ojos. Sonreí ante el hecho. Una parte de mi se inundó con felicidad, él no era como los demás. Había llegado tarde, pero no me planto. Sabía que él no era capaz. –¡Pierre! –dije, tomé sus manos con emoción, pero al tocarlas me di cuenta que no eran de él. Estas eran más conocidas.

No quitó sus manos, sólo las bajo un poco. –Lamento no ser quien esperabas… –dijo con un gimoteo.

Seguía aturdida con todo esto, no podía creer que escuché esa voz que tantas veces me reconfortó cuando más lo necesitaba.  La que me contaba pésimos chistes sólo para verme sonreír. La voz que le pertenecía a él. Mi cuerpo comenzó a temblar, sabía que era él y me ponía nerviosa. Mis lágrimas salieron velozmente tomando ventaja, mis rodillas temblaban y sentí que de un momento a otro me desplomaría. Y aquí estaba de nuevo, sintiéndome débil ante él.

No podía explicar aquella felicidad que inundó mi ser cuando el chico de mi vida se encontraba detrás de mí, cuando puso sus manos en mis ojos y pronunció esas palabras. Por un día realmente me sentí en un vacío, creí que no tendría oportunidad de remediar esto, temía a perderlo por siempre. En este momento quería cambiar las palabras que antes dije, para hacerlo regresar a mis brazos. Todo era completamente irreal, sentí que aún seguía durmiendo en la habitación, que nada de esto estaba pasando. Si era un sueño, entonces ahora sí, no quería despertar por nada del mundo.

Hay momentos en los que crees que la vida tiene solamente tragedias en el amor para ti, luego llega con un ramo de rosas pidiendo perdón, anhelando una segunda oportunidad. Es cuando te das cuenta que no todo puede ser tan malo, no por siempre.

Chris alejó sus manos de mi rostro, y mis manos no querían dejarlas escapar. Estaban mojadas, seguramente era por mis lágrimas. De seguro él se había dado cuenta, pero antes de que pudiera hacer algo, volteé inmediatamente. Observé a Christian con mis ojos llenos de lágrimas, quería asegurarme de que era él y no otra persona. Necesitaba saber que no era sólo una coincidencia. Sus hermosos ojos brillaban, igual que hace tiempo. Sus labios perfectos me tentaban a besarlos, sabía que él no se negaría. Al final, después de verlo frente a mí, de saber que no era una ilusión, me sentí mal por no haberle creído antes. Sentí que él no debía estar con alguien que no creyó en él, pero la parte egoísta en mí lo deseaba de nuevo, solo para mí. Las lágrimas no paraban, y yo sólo trataba de darle una sonrisa, la mejor, pero lo único que salió fue una imitación con labios temblorosos. Christian acunó su mano en mi mejilla y con su pulgar limpio una lágrima que se deslizaba por ahí. Y de un solo y rápido movimiento me llevó a sus brazos, en un reconfortante abrazo. Pude oler nuevamente su fresca esencia que me volvía loca, esa con la que me seducía. Chris apenas se alejó de mí, su cuerpo seguía cubriendo el mío. Junto nuestras frentes, volvió acunar sus manos en mi rostro y viéndome de la manera más conmovedora e intranquila supe que tenía algo que decir. –Lo siento –dijo, cerró sus ojos y podía sentir su aliento envolviéndome.

Seguí sus pasos y acuné su rostro ahora en mis manos, había algo que aclarar y él me escucharía ahora. –No tienes que disculparte, yo soy la que debería pedirte… –Y antes de que pudiera terminar, mordió su labio inferior y se lanzó para darme un beso imprevisto, de una forma tan apasionada, como hace mucho deseaba.

Aquella sensación de volver a sentir sus labios junto los míos, de su lengua recorriendo mi boca como si fuera la primera vez. Sus manos apretándome más hacia él, como si no quisiera soltarme, pero tampoco era algo que yo quisiera. Su nariz rosando mis mejillas, la pasión de todo era algo que definitivamente había extrañado. Me deje llevar por el momento, pase mis dedos jugando entre su cabello, y brinqué hacia él, aferrando mis piernas a su cintura. Él inmediatamente supo lo que hacía, y movió sus manos para ayudarme y mantenerlas firmes para sostenerme. Yo amaba el hecho de como nuestros cuerpos embonaban a la perfección, como nos sintonizábamos en nuestros movimientos, como si todo estuviera planeado. Chris separó apenas unos milímetros nuestros labios, pero yo no quería que se alejara, había estado esperando por esto. Seguí besándolo, mordiendo de vez en cuando su labio. Él siguió insistiendo en separar nuestras bocas y lo deje hacerlo. –Te amo –gimió sin aliento.

Acomodé mi cabello, mientras lo veía a los ojos. Me sentí ruborizada, la sangre fluía con mayor intensidad en mis mejillas. –Yo igual –respondí en la misma condición que él, acariciaba su cabello y lo miraba intensamente a los ojos–. Prométeme que no me volverás a mentir.

 Dio un pequeño brinquito para acomodarme de nuevo. –Lo prometo.

En ese momento, mi corazón dejó de latir por un segundo, el tiempo transcurrió tan lento. Esto era verdad, no era un sueño. Cuando supe que en realidad estaba pasando, sonreí con gran fascinación. Mi corazón volvió a latir tan rápido que sentí que un paro cardíaco se me presentaría, pero no iba a dejar que en este mágico reencuentro eso sucediera. Christian también sonrió y volvió a besarme, justo como antes. Todos los recuerdos que tuve con él, pasaron por mí mente en ese momento, haciendo que una sensación extraña se apoderara de mi estómago. Yo no sabía porque Pierre hizo esto, o como era que conocía a Christian. O tal vez si esto era una simple coincidencia, pero agradecía en lo más profundo de mí ser a Pierre haber hecho lo que hizo. Tenía una corazonada, y esta me decía que él tuvo mucho que ver.

Sí la felicidad es un sentimiento que experimentas a diario, con cualquier insignificante cosa, es síntoma de que estas vivo. Pero cuando experimentas la felicidad en otra etapa, entonces es cuando te das cuenta que lo que conoces como felicidad queda a otro nivel. La vida tiene altibajos, pero igual tiene muchas cosas buenas. Al principio todo puede parecer duro, crees que todo está en contra de ti. Pero si se trata de amor, nunca te rindas, lucha por lo que quieres. Y tal vez, si el destino esta así, tendrás un final como el de una película. Es cuando dirás Sí esto fuera una película…  (If this was a movie)



FIN

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